¿Comer o nutrirse?

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Hay siempre un debate en torno a lo alimentario y lo nutricional. Si bien sabemos que los términos no implican lo mismo:

Alimentarse es comer. Estar “bien alimentadx” es haber accedido a alimentos/productos que quitaron el hambre.

Nutrirse es asegurar mediante los alimentos todos los nutrientes necesarios para llevar una vida saludable (hidratos, proteínas, grasas, vitaminas y minerales). Estar “bien nutridx” implica que se ha podido acceder a alimentos variados, de buena densidad nutricional y que a su vez el cuerpo ha podido asimilar de buena manera.

He aquí la cuestión: alimentarse y nutrirse no son lo mismo.

Sin embargo, cuando la discusión se da en torno a las políticas públicas, estos términos se suelen confundir… a veces de forma intencional y a veces por desconocimiento.

Es así que cuando se debatió la ley sobre el etiquetado frontal, se elevó a un punto tal que quienes están en contra confundían claramente los conceptos:


Que los chicxs pobres puedan comer, estudiar, tener salud y una vida digna es claramente un deseo de todxs, pero vuelvo a aclarar: comer y nutrirse no son lo mismo. Entonces, la información clara al consumidor sobre un producto alimenticio que es caro y encima poco nutritivo viene a cuidar los intereses de quienes menos tienen y que justamente necesitan gastar ese dinero en algo más nutritivo que un paquete de papas que son puro aire y sal o el yogurcito de turno que te promete crecer.

Desde el Estado se viene cometiendo el error hace años…

Cuando miramos la composición de alimentos de la canasta básica alimentaria (CBA) es notable esto. Tengamos en cuenta que esta CBA es la que se utiliza para medir indigencia y que según composición debería cubrir los requerimientos energéticos y proteicos de todo un mes en un “varón adulto”.  Pero no vamos a encontrar mas que eso… calorías y proteínas. Esto es por 2 motivos: el primero es que tiene una mirada totalmente económica (y no nutricional) y el segundo es porque se basa en “lo que comúnmente consume la población”.

Bajo esa premisa notaremos que la CBA se compone de cosas bastante poco nutritivas como los fiambres, mayonesa, bebidas alcohólicas, gaseosas, azúcar y claro… galletitas.

Entonces, según esta perspectiva, quien accede a la CBA tiene garantizada la alimentación… y esto es cierto, tanto como que no tiene garantizada una adecuada nutrición. ¿Se entiende? No tenemos idea de si con la CBA las personas llegan a cubrir calcio o vitaminas, solo se miran las calorías.

Vamos al último caso que mostraré como ejemplo. La copa de leche en la provincia de Santa Fe, Argentina.

La copa de leche se concibe como un “refuerzo alimentario” para niñxs y adolescentes en etapa escolar. En septiembre el monto destinado para la copa de leche de cada niñx fue de $35,26.

El monto no alcanza para nada, claro está … pero el reclamo realizado está un poco fuera de foco también: “no alcanza para cubrir el valor real, ni siquiera de una factura o bizcocho” dicen las quejas, como si, nuevamente el comer sería lo mismo que nutrirse.

Creo que para comenzar a hablar de políticas publicas vinculadas al estado nutricional de la población hay que dejar de confundir (intencionalmente o no) los términos comer y nutrirse. Empecemos por ahí!


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